martes, 1 de mayo de 2012

Fabricación personal: los orígenes


El Center for Bits and Atoms (CBA) del Massachusetts Institute of Technology (MIT) es un centro interdisciplinar en el que se investiga la relación entre las ciencias físicas y la ciencia de la computación.

En 1998 su Director, Neil Gershenfeld, decide impartir una clase llamada “How To Make (Almost) Anything”2, es decir, “Como Hacer (Casi) Cualquier Cosa” inicialmente destinada a un pequeño grupo de estudiantes relacionados con las líneas de investigación del CBA, en el que se les enseñaría el funcionamiento de diversas herramientas sofisticadas que utilizan chorros supersónicos de agua, láseres potentes o rayos microscópicos de átomos .

Para su sorpresa más de cien estudiantes de todo el MIT, desde artistas a ingenieros, se apuntaron a una clase que estaba programada para solo para una decena de estudiantes del CBA. Pero lo más sorprendente fueron los motivos por los cuales estos estudiantes querían apuntarse. No les interesaba utilizar esos conocimientos para sus propias investigaciones o estudios, sino porque estaban motivados por el deseo de hacer cosas que siempre habían querido, pero que no existían, como por ejemplo:

·         Un reloj despertador con el que tienes que pelearte para que se apague

·         Un navegador de internet para loros

·         Un espacio portátil para gritar

Por otro lado cada uno de estos estudiantes fue capaz de hacer, en solitario, un producto funcional completo: desde el diseño y construcción tanto físico (fabricación) como lógico del producto (electrónica). Tareas que en un entorno industrial se distribuirían entre varios equipos de personas (marketing, diseño, fabricación, ...).

Y por último también se encontraron con el sorprendente proceso de aprendizaje que emergió del curso. Cada vez que un estudiante aprendía a hacer algo sentía la necesidad de contárselo al resto. A medida que los estudiantes necesitaban un conocimiento nuevo lo aprendían de sus colegas y luego lo pasaban a otros. En vez de el tradicional modelo de enseñanza que pivota sobre unos conocimientos que hay que impartir y que imparte el profesor, la clase estaba utilizando un modelo de aprendizaje “justo a tiempo” en el que participan activamente tanto el profesor como el alumno y sus compañeros.

Tal y como Neil Gershenfeld relata en su libro FAB, esta fué su primera experiencia con la posibilidad de lo que denomina fabricación personal y que aporta las anteriores reflexiones, que enumero:

·        Las personas tenemos un interés innato en hacer cosas, en fabricar cosas, en crear cosas. “We are makers” dice Dale Dougherty.

·       La fabricación personal permite que se creen productos que no existirían de otra manera. Es muy difícil pensar que un equipo de marketing o una corporación pueda lanzar un producto como el internet para loros, pero con acceso a la fabricación personal pueden ser los usuarios finales quienes inician el procesos o deciden cuales son los productos a lanzar al mercado. Es un enfoque abajo –> arriba en vez de arriba –> abajo

·       También en materia de educación ilustra un enfoque abajo –> arriba en el que el estudiante va adquiriendo conocimientos a medida que los va necesitando y no, como el modelo tradicional, los aprende “por si acaso un día los necesitas”.

Recomiendo el siguiente video de Ken Robinson en TED sobre el cambio de paradigmas en educación, para completar la exposición.

La acepción más común de alfabetismo se limita a las habilidades de escritura y lectura que posee una persona. Pero en realidad el concepto de alfabetismo es más amplio, como lo define el propio informe PISA: “Capacidad de los alumnos para aplicar sus conocimientos  y destrezas en áreas temáticas clave, y para analizar, razonar y comunicarse de manera efectiva cuando plantean, resuelven e interpretan problemas en situaciones variadas”3,4

De manera que, en cierta manera, los estudiantes del curso pusieron de manifiesto un tipo de “alfabetización física” y que la fabricación personal permite un nuevo tipo de bibliotecas, que corrigen el error histórico de considerar la fabricación como un arte no liberal, como algo únicamente necesario para ganar dinero y alejado del hecho cultural.

Pudiera parecer que se aboga por un futuro que represente una vuelta (nostálgica) a las raíces de la revolución industrial, antes de que el arte se separase de la artesanía y cuando no existía la fabricación en masa. Pero no es el caso. El propósito que se persigue al acercar estas herramientas de fabricación personal a la gente es volver a poner el control de la creación de la tecnología en manos de los usuarios, es poner al usuario en el foco, en el centro del proceso de creación tecnológica y no relegarlo al papel de mero consumidor de tecnología.

Notas y referencias:

1El contenido de éste post está basado en el capítulo “How to Make …” del libro FAB de Neil Gershenfeld.

2Las clases siguen impartiéndose, puede verse su temario aquí

3La propia wikipedia (ver “Literacy”, en inglés) proporciona una acepción más amplia que incluye la capacidad de comprender cualquier forma de comunicación ya sea lenguaje corporal, fotos, video y sonido. También cualquier sistema simbólico y, lo siento por los espartanos españoles que se justifican como “de letras” para rehusar cualquier tipo de conocimiento matemático, los sistemas numéricos.

4Incluso la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) define el alfabetismo como la capacidad para identificar, comprender, interpretar, crear, comunicar y calcular, usando materiales impresos y escritos asociados con contextos cambiantes. El alfabetismo implica un continuum de aprendizaje en permitir a los individuos conseguir sus objetivos, desarrollar su conocimiento y potencial y participar plenamente en su comunidad y la sociedad.

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